miércoles, 30 de abril de 2014

Bésame mucho

Este relato es una versión de Bésame. Se narra la misma escena pero desde un punto de vista diferente. No es necesario leer el anterior para entenderlo, se trata solamente de una extensión.

No pensaba que la cercanía de alguien pudiera afectarme tan profundamente. Pero verla a tan solo unos centímetros de mí iba más allá de lo que podía soportar. Las puntas de mis dedos cosquilleaban por tocarla, mi sentido del olfato por olerla más profundamente y el del gusto, por probarla. Pero de todas formas intenté parecer imperturbable y que ella no pudiera percibir el deseo en mis ojos. Traté de concentrarme en otra cosa que no fueran sus preciosos ojos, su sedoso pelo, sus carnosos labios o su suave piel. Fallé estrepitosamente, no lograba siquiera apartar la mirada de sus brillantes iris. Por un momento me pareció ver una luz diferente en ellos, el reflejo de una sensación, de un deseo. Y cuando se abalanzó sobre mí, di gracias por poder probar sus labios. 

La colisión hizo detonar la bomba que desató mis más primarios instintos. Mis manos viajaron rápidamente a sus caderas sin haber tenido que ordenarlo y trataron de acercarla más a mí, incuso si la ínfima distancia entre nosotros era improbablemente salvable. Sentí sus manos rozando, con timidez, todo el largo de mis brazos, despertando cada poro en ellos, generando una especie de electricidad, provocando una serie de cosquilleos que recorrieron toda mi extremidad. Al fin llegaron a mi cuello y se enredaron en mi pelo, permitiéndome afianzar mi agarre sobre su boca. Absorbí cuanto pude de su esencia, pero nunca era suficiente. 

Mis manos se deslizaron por su espalda en un intento de acercar nuestras bocas aún más. Cuando la sentí más profundo en mi interior sentí que moría e iba al cielo. No podía mantener mis manos quietas, unas veces en su pelo, otras en su cadera y finalmente en su nuca. Necesitaba abarcar cada vez más, ya no solo con manos, sino con mi boca. 

Me deslicé hasta poder probar su mandíbula hasta llegar a su oreja, dejando pequeños besos por su cuello. No me pude resistir y mordisqueé suavemente su lóbulo. El bajo gruñido que sentí surgir de su garganta fue una recompensa más que satisfactoria. Entonces rehíce mi camino hacia abajo, esta vez para llegar a su hombro. No sabía que la piel pudiera tener un sabor tan exquisito. 

Mis manos se movieron simultáneamente hacia abajo, hasta rozar sus glúteos. Dibujé la forma de su trasero y enseguida sentí cómo alzaba las piernas hasta rodear mis caderas. En ese momento estuve a punto de dejarlo ir, pero me contuve a base de besarla más apasionadamente aún. 

La tenía inmovilizada, completamente a mi merced, y me encantaba. Pensamientos sucios empezaron a llenar mi mente, y mientras intentaba censurar mis fantasías, mi cuerpo al contrario, estaba controlado por una fuerza externa a mí. 

Me empujé más duro contra ella y al tiempo que escuchaba un gemido mi boca estaba ocupada lamiendo y degustando cada centímetro de piel a mi disposición. Sus manos me cogieron de la barbilla dirigiendo mi boca hacia sus labios, que se reencontraron con deseo contenido. 

Mis manos se dirigieron inevitablemente al dobladillo de su camiseta y se extendieron sobre la piel de su estómago en un intento de abarcar la mayor superficie posible. Mientras, seguía jugando a las mordidas con sus labios, explorando con todos mis sentidos cuanto pudiera de ella. 

Entonces sentí cómo sus manos se deslizaban por mi pelo hasta llegar a mi cuello y luego más profundo, por dentro de mi camiseta, al parecer intentando tocar mi piel. La miré un momento tratando de cerciorarme de que ése era su deseo, y cuando lo vi en sus ojos no pude resistirme. Tomé sus manos entre las mías y las dirigí lentamente hacia abajo, aún esperando que me diese una muestra de vergüenza o desacuerdo, cosa que no ocurrió. 

Cuando por fin tuve sus palmas contra mi piel no pude resistirme más, y mientras unas oleadas de calor con epicentro en las puntas de sus dedos me embargaban, me lancé a sus labios con desesperación. 

Pero sentí cómo sus manos se tensaban y para cuando pude darme cuenta la puerta ya estaba abierta.

6 comentarios:

  1. ¡Hola! He visto tu comentario en el blog de Lucy Angela, Los viajes por Naralón y pues como he visto varios comentarios me ha picado la curiosidad y vaya... Todo lo que me estaba perdiendo.
    No sabía que había tanto talento en el mundo, enhorabuena sigue así.
    XOXO Invisible. http://0invisible.blogspot.com.es/?m=1

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    1. Jajajaja, no me considero tan buena :$, muchas gracias ^^.
      Ahora mismo me paso por tu blog ;).
      Muchos besos ♥.

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  2. Guau, sin duda has conseguido sorprenderme, para nada me esperaba ese final.
    Te he encontrado por casualidad, espero visitarte de nuevo.
    Buscando su silueta en las nubes en http://albordedetucama.blogspot.com
    M

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    1. Si hubieras leído el primer relato no te hubiese sorprendido, jajaja; pero muchas gracias de todas formas ^^.
      Me alegra que me hayas encontrado, y espero poder sorprenderte en la próxima vista también :3.
      Muchos besos, M ♥.

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  3. Hay que reconocer que el relato es erótico cuanto menos. Tal vez demasiado irreal, demasiado fantástico, tal vez... Pero, si no tenemos la escritura para expresar nuestros más naturales instintos, ¿qué nos queda?
    Me ha gustado bastante el relato, te sigo :D

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    1. Lo importante es lo que la escritura haga aflorar en nosotros, ¿no te parece? ;)
      Muchos besos ♥.

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